3.- Otros indicios: La presencia de barro en paredes, muros, rodapiés y madera tanto de carpintería como estructural es, inequívocamente, que hay actividad de termitas subterráneas en el lugar, muy fácilmente diferenciable de la presencia de las llamadas termitas de la madera seca, Kalotermes flavicollis y Cyptotermes brevis, en el que los signos son los pellets fecales tan característicos de esas dos especies.
A diferencia de los canales de progresión muy fácilmente visibles en muros y elementos de madera, las termitas en su busca de nuevos puntos de forrajeo (alimentación) realizan pequeños orificios, sobre todo en paredes y techos, y los cierran, si no son de su interés, con barro. Como en muchas ocasiones son pequeños, pueden pasar desapercibidos para los usuarios de la instalación atacada, dado que no tienen la continuidad de un canal de progresión, pero son, sin duda, la evidencia de la presencia de termitas activas y por tanto hay que realizar una inspección técnica exhaustiva para ver el alcance de la expansión de las termitas en toda la instalación.
Al ser insectos subterráneos necesitan una humedad muy alta, al punto que los termiteros tienen en su interior humedades del 90-95%, siendo esa la razón de que los construyan en terrenos con capas freáticas superficiales o próximos a pozos y acuíferos. De ahí que cuando atacan suelos de madera como tarimas flotantes, parquets y otros similares, al moverse por debajo de las piezas de madera, para evitar que la luz y el aire les afecte, no atacan el barniz o protector que tiene la madera, pero si que podemos observar que la madera se oscurece por la humedad que llevan consigo y que produce hongos cromógenos, siendo este otro signo de su presencia.
Es frecuente en algunos casos que al atacar marcos, premarcos y puertas, al no poder comer el barniz que ha siso utilizado para decorar y proteger la madera por la toxicidad que tiene para ellas, se queda la capa de barniz y, si es transparente, se puede ver perfectamente como se mueven arriba y debajo de la pieza de madera, y como la van comiendo, constituyendo así un signo claro de su presencia.
Las alas de los reproductores primarios que han salido en ejambrazón y que las pierden cuando se entierran para formar un termitero nuevo, es otro signo de la presencia de termitas y que en la mayoría de los casos pasa desapercibido para los usuarios, siendo válido también para los alados de las termitas de la madera seca, que además cuando se introducen en el interior de la madera la pareja real para formar una nueva colonia, operculan (cierran) el orificio realizado, dejando únicamente las alas como indicio de su presencia.